—Tengo novia —declaró Josh—. ¿Puedo invitarla a casa?
—Nada de novias —respondió su madre—. Demasiado joven.
—¡Tengo casi trece años!
—Claro que sí —dijo el padre—. Tu novia puede venir a casa. Si renuncias a la Nintendo.
—¿Qué? —Josh no daba crédito—. ¿Por qué?
—Porque lo digo yo —contestó el hombre—. ¿Hay trato?
—¡No! Ni hablar —dijo Josh—. ¿Y Park no tiene que renunciar a la Nintendo?
—Claro que sí. ¿Te parece bien, Park?
—Vale.
Tomado del libro: Eleanor & Park